En las olimpíadas de Turín el equipo canadiense usó este tipo de traje inteligente para los deportes de invierno.
Aparentemente normales, e iguales a cualquier traje para este tipo de competencia, en realidad estos trajes blindados esconden en su interior la capacidad de un superhéroe…
Y cuando hablamos de “su interior” no nos referimos a un relleno de abrigo sino a las moléculas que componen un tejido, en forma de malla, realizado en un material nuevo denominado d3o, que es completamente flexible hasta que recibe un impacto, momento en el cual las moléculas lentas se compactan y endurecen para distribuir el golpe e impedir que este se concentre y cause daño, a modo de un paragolpe de auto.
Este material se utiliza en los trajes primera capa, para ski, slalom y slalom gigante, y se coloca en las zonas de impacto frecuente como espinillas, codos y rodillas, además de la cabeza. Cuando el impacto se produce el material al endurecerse protege y a la vez absorbe el golpe, cuando este momento pasa vuelve a retomar su forma flexible.
El proceso es instantáneo, reversible y repetible, además la geometría del material está diseñada para permitir el paso del aire, de manera que permite la transpirabilidad del atleta, y mientras tanto no haya impacto el traje es sumamente flexible, aportando comodidad y óptima performance.
La empresa que fabrica los trajes, Spyder, ha diseñado los mismos con dibujos de telas de araña en su superficie, así que los competidores parecen salidos o formar parte de la película “El hombre araña”… más que trajes para esquiadores bien podrían ser trajes de trapecistas, irían mejor con el diseño.
