Lo más importante de esta modalidad es alcanzar la distancia máxima en el salto. Para conseguirlo, el esquiador se desliza en una pista de gran pendiente para lograr gran velocidad y realizar el salto.
Las competiciones se realizan fuera de las pistas, en pendientes grandes y pronunciadas.
Para medir la distancia, se toma como punto de referencia el punto de despegue del esquiador y finalmente el punto en el que los esquíes entran en contacto con la nieve.
En cuanto a la puntuación, además de la distancia del salto, también se tiene en cuenta el estilo del salto. En el estilo se valora el control del movimiento mientras el esquiador está en el aire, así como el aterrizaje, que debe ser lo más preciso posible. El objetivo es que todas las partes del salto se vean como un procedimiento conjunto y único.
Vía: a-alvarez