En las Montañas Rocosas hace un frío seco de los que cortan la respiración, lo que hace que exista una nieve increíble. En el lado estadounidense de las Rocosas (Utah, Colorado…) se encuentran las estaciones más famosas (Aspen), llenas de remontes y de gente. El lado canadiense es diferente… aquí nació, hace 40 años, un nuevo deporte, sólo para valientes…
Sin miedo al vértigo ni a la altura… adorador de la nieve y amante de la adrenalina… cansado de las multitudes en las pistas de siempre… ¿eres tú? entonces el heliski es tu deporte…
En un marco incomparable con laderas y montañas inmensas para esquiar, se comenzaron a utilizar los helicópteros para subir a los deportistas a las colinas más altas para que desciendan tranquilamente en medio de la nieve virgen. Pero el heliesquí no es un juego y para practicarlo se necesitan ciertos conocimientos. Ante todo hay que saber que los skis son mucho más anchos y un poco más pesados de lo normal y que físicamente hay que estar bien preparado para enfrentarse a esta experiencia. La técnica es importante y el estado físico también.
En los días previos al descenso se enseña cómo utilizar el ARVA, este es un aparato que emite señales para, en caso de alud, poder localizar a la gente si queda sepultada, siempre debes recordar que estas haciendo un descenso fuera de pista, lo que conlleva una serie de peligros adicionales.
Se baja en grupo y para el descenso se divide el mismo en parejas para que realices el descenso acompañado y puedas tener o brindar ayuda inmediata en caso de ser necesario. El nivel exigido para esta práctica es de medio a alto en nieves no pisadas.
En Los Pirineos también puedes desarrollar esta actividad, que cada día gana más adeptos, aunque no en todas partes ya que en muchos lugares está prohibido que los helicópteros sobrevuelen las pistas. En Baqueira es posible, también en el Valle de Aran, España.
Durante el descenso la norma básica es la prohibición de adelantar al guía, quien conoce a la perfección la montaña, sus trampas y secretos, y te puede ahorrar más de un susto innecesario.
